lunes, 29 de agosto de 2011

Bienvenidos al síndrome post-vacacional!

Vamos a ver que se puede hacer para tratar de evitar el dichoso síndrome post-vacacional:

Intentar establecer un período de readaptación a la vuelta de las vacaciones, para ello es más recomendable  regresar unos días antes de la reincorporación laboral, en estos días debemos volver a nuestros hábitos o abandonar aquellos que hayamos adoptado durante las días libres, como acostarnos más tarde o dormir la siesta. El objetivo de esta progresiva vuelta a la vida cotidiana es evitar que la reincorporación sea brusca.

Si es posible, repartir las vacaciones a lo largo del año o en dos periodos. Aunque dejemos la mayor parte para el verano siempre es bueno tener unos días para planear escapadas y otras actividades que nos sirvan de válvulas de escape a lo largo de todo el año. 

Aunque durante las vacaciones nos acostemos más tarde, es importante volver a los horarios habituales para dormir al menos 7 u 8 horas y garantizar un buen descanso.
Seguir una dieta sana y equilibrada que proporcione todos los elementos indispensables en nuestra alimentación nos ayudará a superar el regreso.

Buscar momentos para llevar a cabo nuestras aficiones y hobbies durante todo el año (por ejemplo los fines de semana) y no sólo en verano.

Procurar no idealizar las vacaciones, prepararlas bien y utilizarlas para “desconectar” completamente del trabajo.

También pueden ayudar las técnicas de relajación como son el yoga o la meditación.El entorno de trabajo también es  fundamental en la aparición del síndrome. Hay que intentar:
Mejorar la relación y comunicación con jefes, colaboradores y compañeros para hacer más llevadero el proceso de adaptación al regreso.

Una vez incorporados a nuestro puesto de trabajo intentaremos incrementar progresivamente la actividad laboral de manera gradual ya que nuestro rendimiento irá aumentando en un par de días. Esto tiene como objetivo el evitar que la reincorporación a la vida laboral sea brusca.

Los investigadores del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada recomiendan “evitar darle demasiada importancia” a este malestar, y afrontar la vuelta al trabajo “como una nueva etapa llena de otros momentos gratificantes”. Pensar que los síntomas  desaparecen normalmente en un par de semanas.

Si a pesar de todo lo anterior aparecen síntomas, la consulta con un médico nos aportará la ayuda necesaria para superarlo, incluso, en algunos casos de ansiedad o de insomnio, con fármacos. En casos extremos puede ser recomendable el empleo de antidepresivos.

Por otra parte, según explica el Departamento de Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid, las empresas podrían disminuir la incidencia del síndrome postvacacional  con medidas que aumenten la motivación del trabajador, lo que le permita identificarse con su trabajo y disfrutar de él.

Fomentando el respeto entre el personal.
Potenciando el compañerismo y el trabajo en equipo.
Mejorando la comunicación entre jefes y empleados.
Posibilitando la participación de todos los trabajadores en la toma de decisiones.

Recordar que ante todo debemos mantener una actitud positiva, y ver la vuelta al trabajo como un reencuentro con la normalidad, pensando que en unos días habremos recuperado nuestro ritmo de trabajo.



viernes, 5 de agosto de 2011

El atlas de la Felicidad

Cuantificar la felicidad no es una tarea fácil, Utilizando en datos obtenidos en la Encuesta Mundial de Gallup entre 2005 y 2009 en 155 países del mundo, un equipo de investigadores elaboró el año pasado un ranking teniendo en cuenta el grado de satisfacción de las personas con sus vidas. También puntuaron experiencias diarias como si se sentían descansados, respetados, si vivían sin dolor y si se consideraban intelectualmente estimulados. Además valoraron indicadores de prosperidad.

El resultado, recogido ahora en este mapa por Targetmap.com, muestra que los más felices del mundo viven en Europa (verde) y son los habitantes de Dinamarca (82%), seguidos por finlandeses (75%), noruegos (69%) , suecos (68%) y holandeses (68%). Nueva Zelanda y Australia ocupan también posiciones altas en el ranking con un 63% y 62% de satisfacción, cifras idénticas a las de Costa Rica, Canadá o Israel. Entre los que se consideran más desdichados figuran los habitantes de multitud de países africanos (Togo 1% de felicidad, Burundi con un 2%, Sierra Leona con un 3%, etc.). En América, Haití ocupa también uno de los puestos más bajos de la escala de la felicidad (4%).

España se sitúa en el puesto 43 del ranking, con un modesto 36% de felicidad -por encima de Francia, 35%- y un 6% de sufrimiento.

martes, 2 de agosto de 2011

Cambio de Piel (dedicado a los Indignados)


Adaptación de un articulo de Angela Becerra en ADN

El cerebro es como el estómago: sólo digiere lo que antes ha comido. ¿Y cómo lo alimentamos? Sólo con dos materias primas, rebosantes de vitamina y proteína. Una es la observación; la otra, el ejemplo.

Observación y ejemplo, digeridos de forma única por cada uno, son lo que perfila y define nuestras huellas de identidad cerebral, billones de veces más determinantes que las de nuestro  dedo pulgar. La observación y el ejemplo digeridos son lo que nos marcó y nos hace, lo que perfila todos nuestros "nuestros", que resumidos son nuestra cultura, nuestros sentimientos y las motivaciones que cada uno va acumulando en su cerebro.

¿De qué ejemplos se nutre nuestra mente? Los hipotéticos conductores sociales, los políticos, tras el paro y la economía, son hoy en día los terceros en el ranking de los insomnios (Centro de Investigaciones Sociológicas). Los hipotéticos conductores morales, los funcionarios de las religiones, marchan infinitamente por detrás en cuanto a reconocimiento, de nuestros Ejércitos. El maestro fue humillado. Demasiados padres son devorados
 en la pira del consumismo. Demasiados amiguetes liados por intereses interesados.

Nos quedamos sin ejemplos.

¿Y el optimismo? Sigue íntegro.

Vuelve el instinto de supervivencia, el de ahora más culto y viajado, más digno y desdogmatizado, más profundo, más solventemente responsable.

¿No os dais cuenta de que estamos cambiando de piel?